Nota
Quién de nosotros no ha expresado “hay que susto”… “¡Casi me da un infarto!” cuando un familiar, conocido o amigo nos juega una broma o nos desequilibra con “te tengo malas noticias” o simplemente se aparece de repente y nos hace brincar, cuando ocurre alguna de estas acciones nuestro cuerpo, biológicamente, se pone a la defensiva, comienza con la liberación de adrenalina y otras sustancias que nos ponen alerta y nos genera cierto grado de estrés y ansiedad y finalmente llegamos a la conclusión de que no sabemos a ciencia cierta y es cierto o no que nos puede dar un infarto.
De acuerdo a la fundación española del corazón, todo ese malestar que sentimos ante una emoción fuerte genera malestares en el cuerpo parecidos al de un infarto, sin embargo lo que realmente sucede es que surge una miocardiopatía por estrés “Dicha enfermedad comparte muchas similitudes con un infarto de miocardio, entre ellas dolor torácico y una disminución transitoria de la contractilidad (la "potencia") del corazón, que quedaría como "atontado"(…) En general, esta disminución de fuerza contráctil es pequeña y siempre es reversible. En algunos casos más marcados y muy excepcionales, no obstante, se ha asociado con el fallecimiento del paciente .
Esto quiere decir que a diferencia de un infarto (provocado por una obstrucción de las arterias), la miocardiopatía de estrés(síndrome del corazón roto, discinesia apical transitoria o síndrome de Tako-Tsubo) es el resultado de la contracción del ventrículo izquierdo mas allá de una arteria coronaria determinada lo que se refleja en una presión sistólica (presión que ejerce la sangre eyectada del corazón sobre la pared de los vasos) deprimida, tal y como lo refleja el artículo “Cardiopatía de estreés o síndrome de Tako-Tsubo: conceptos actuales presentado por la revista argentina de cardiología en junio 2009 donde señalan que este padecimiento “representa una entidad recientemente descripta que mimetiza muchas de las características de un síndrome coronario agudo, clínicas, analíticas, electrocardiográficas y ecocardiográficas. La presencia de arterias coronarias sin obstrucciones significativas y la forma típica en la ventriculografía, junto con la ulterior recuperación total del ventrículo apoyan el diagnóstico”.
Por lo cual es de suma importancia esta al pendiente de las emociones y su influencia dentro de nuestro cuerpo para prevenir caer en este padecimiento que podría poner en riesgo nuestra salud.
